Asistir a las reuniones, mantener vivo el recuerdo de lo que me llevó allí, derrotarme ante cualquier manifestación de lo que me hizo tanto daño, lo que me llevó al aislamiento, a la soledad; esto es lo importante del Paso Uno. Cuando lleve un tiempo asistiendo a los grupos mi ego me dirá que ya estoy recuperado, ya has logrado lo que ni podías creerte, una nueva vida, nuevos amigos, unos propósitos en mi vida, ya no necesito ir a los grupos, así es como mi ego me traicionará, intentará que vuelva a mis comportamientos anteriores, tan naturales en mí, los que llevaba haciendo durante toda mi vida. Menospreciar el poder de mi ego, eso es lo que me lleva a volver a estar mal, creerme recuperado de esta enfermedad llamada codependencia. Cuando comience a sentir que ya no avanzo, que no estoy conforme con mi vida nueva, entonces es el momento de dar el Paso Dos. Mientras que mi vida sea buena no tengo la necesidad de cambiar, el Paso Uno me ayuda a estar bien, a sentirme en una vida donde me encuentro a gusto, donde de una manera egoísta busco no hacerme daño, no hacer daño a los demás. Para esto durante un tiempo, tan largo como lo sea mi bienestar, me basta con asistir semanalmente a las reuniones; es cuando lo que hago ya no me es suficiente para estar bien, cuando mis días malos comienzan a manifestarse, otra vez, habitualmente, entonces es cuando debo dar el Paso Dos. El Paso Uno me acerca a la buena vida hasta que necesite dar el Paso Dos.