Paso Nueve XCVII, una vida aparte

La estrecha relación con mi pareja hace que tengamos más momentos buenos y malos. En los buenos es un placer poder disfrutar con ella; hace mi vida más alegre, amorosa, divertida; me ayuda a ser mejor. En los momentos malos es cuando saca mis defectos de carácter. Su peor parte me desequilibra, mis defectos de carácter la desequilibran. Los dos nos vemos arrastrados por emociones de las que queremos huir. Vuelvo a ver que el camino para la buena vida con ella es creando mi propio camino; uno donde pueda refugiarme de las emociones que me hacen daño, las mías, las suyas. Un camino donde sienta que no dependo de ella; donde ella sienta que no está sometida a mi voluntad; en el que los dos tengamos la sensación de ser libres, de que estamos juntos porque queremos estarlo, por amor. No un amor tóxico, enfermizo, donde por querer hacer el bien se acabe haciendo el mal. Un amor con espacios vitales separados, con relaciones personales separadas, con algunas actividades separadas. Un amor donde, para poder estar juntos, tenemos que sentirnos independientes, con una vida aparte cada uno. Una vida donde pueda regresar cuando lo necesite, cuando pierda mi equilibrio. Seguir motivándonos para pedir ayuda en otros ambientes donde se crezca personalmente, donde nos ayudamos a ser mejores, a liberarnos de las partes que hacen daño. Seguir por el camino en el que siento que mi vida no gira entorno a ella; la que más quiero, la que más poder tiene sobre mí, la que me acompaña en mi viaje por la vida. Ese camino, aparte, me ayuda a seguir por la buena vida.