El Programa. Paso Siete CIII

Creerme liberado de mi defecto de carácter, la desconfianza, verme invadido por él; sufrir sin actuar; eso es lo que logra mi sano juicio, hacer lo que me conviene, no dejarme arrastrar por las manifestaciones de la desconfianza. Es como un sunami; cuando ya creía que pasara lo que pasara no volvería a sentir esa emoción, sin causa clara que lo justificara, aparece. Aunque no diga, ni haga nada, mi comportamiento no puedo disimularlo, se manifiesta de forma evidente. Los que mejor me conocen, los que están más atentos, lo notan. Me cambia el carácter, es una fuerza que me puede, ante la que mi única respuesta es la derrota. Hacer el menor daño posible. Darme un tiempo para recuperar el equilibrio, buscar mi sano juicio, ese que me dice lo cerca que estoy de sufrir, de empeorar las cosas para sufrir más, hacer sufrir a los demás. Ese sano juicio me dice también lo cerca que tengo la reparación, arreglar lo que todavía no se ha estropeado, poder recuperar las buenas relaciones. Solo es una cuestión de poca distancia, con resultados muy diferentes, uno la autodestrucción, el otro, acercarme a la buena vida. Lo que me pido es poder derrotarme ante la desconfianza; ante mi ego, ese que se cree con el derecho a ofenderse por cosas que solo están en mi mente. Aunque me crea liberado de mis defectos de carácter, siguen estando ahí; yo solo puedo estar atento para, antes de que se manifiesten, derrotarme ante ellos; aunque lleve razón siempre pierdo, siempre acabo con remordimientos, esos que me hacen sufrir.