El Programa. Paso Siete LXII

Son de las victorias tanto como de las derrotas donde siento que crezco como persona; en las victorias, dándome una sensación de fortaleza al conseguir cosas que me aportan más en lo económico, en lo social, en lo profesional; en las derrotas, siento que crezco al darme una sensación de fortaleza en lo personal, en lo emocional, en lo espiritual, sentirme libre, más cercano a los demás, más conectado con mi Poder Superior, la Naturaleza, sentir que puedo dar más amor. No son las derrotas menos importantes que las victorias como me habían hecho creer, sino que ambas trabajan en planos diferentes, una en lo que me aporta seguridad, comodidad, la otra en lo que me aporta relaciones sanas, afectuosas, perder el temor a la vida. Ninguna de las dos son la mejor opción sino que ambas son necesarias, no son definitivas sino concretas para ese momento; es la esperanza de una vida mejor lo que lleva a luchar, vencer para conseguir la victoria, a poder derrotarme para liberarme. Tanto la una como la otra me exigen un esfuerzo, la victoria a costa de alguien, la derrota la tengo en mi propia mano, no dependo de nadie para conseguirla, solo yo decido si quiero, si puedo derrotarme. La victoria no depende de mí, la derrota sí. Ambas las necesito para lograr lo que quiero, sentirme útil, poder ayudar a los demás a vivir mejor, acercarme a la buena vida, amar, ser amado. Derrotarme ante la impaciencia me acerca a la buena vida.