El Programa. Paso Siete X

La impaciencia hace que ante los problemas actúe de forma impulsiva, me lleva a cometer errores en lo que digo, en lo que hago, en el peor de los casos al conflicto. La impaciencia me lleva a una situación de ansiedad ante lo que quiero que se cumpla, genera malestar en mí, tensión en los demás. Con la impaciencia me altero, pierdo energías, me produce cansancio, me vuelve más vulnerable a que se manifiesten mis defectos de carácter. Con la impaciencia no sé manejar las situaciones difíciles; con las personas enfermas no logro conectar con su estado, las trato como si estuvieran bien, como que deberían recuperarse de su enfermedad, lo antes posible; la impaciencia hace que me enfade, que me sienten mal sus manifestaciones de queja, de falta de realidad, de exigencias, de reproches, de insultos; la impaciencia no me permite estar en un estado en el que entienda que lo que hace, lo que dice es por su enfermedad, la impaciencia hace que llegue al conflicto. Me lleva a buscar atajos, soluciones rápidas ante las pequeñas y grandes cosas que quiero en mi vida, lo que habitualmente me lleva a, que no salgan como quiero, que salgan mal o, lo que es más habitual, al conflicto. La impaciencia ante los conflictos me bloquea, no consigo mostrarme empático con la persona o situación, me desata el nerviosismo, perturba mis pensamientos. La impaciencia no me ayuda en nada, me perjudica en todo. Derrotarme ante la impaciencia me acerca a la buena vida.