Solo tengo un camino para acercarme a la buena vida, crecer como persona, estar en contacto con los demás, ser generoso con lo que soy, aceptar a los demás como son, dar afecto, amor. Para andar este camino tengo que aprender, necesito pertenecer a grupos donde ponerlo en práctica; esto me hace vulnerable, me expongo a que me correspondan con mis propios comportamientos, de afecto, de amor, de humillación, de indiferencia. Aún así este camino es menos cruel que el otro camino por el que andaba antes, uno en el que mi compañía era la soledad, este otro camino era más despiadado, era yo el que me agredía, en él no había ninguna protección entre yo y mi mente despiadada, era yo el que me agredía con pensamientos destructivos, en ese camino yo era mi peor enemigo. No poder superar el temor a los demás, creerme que por aislarme no voy a sufrir los comportamientos de los demás es una equivocación, yo soy menos indulgente conmigo mismo que los demás lo son conmigo. Para acercarme a la buena vida, para sufrir menos, solo me queda un camino, crecer como persona, aprender a tener relaciones sanas, afectuosas, no utilizar las relaciones como forma de satisfacer mis deseos, siendo agradecido, aprender a escuchar, con humor, liberándome de los celos, la envidia, la desconfianza, de la impaciencia, teniendo iniciativa, creatividad, ayudando a los míos, a los que me lo pidan, a los que lo necesiten. Compartir mi vida con los demás me acerca a la buena vida.
