El Programa. Paso Siete XCII

Una de las grandes manifestaciones de la codependencia es dejar de ser yo mismo para intentar ser lo que la otra persona quiere que sea, a cambio, pedir o exigir a la otra persona que sea como yo quiero que sea. Esta forma enfermiza de relacción hace que sienta cómo abandono mi parte auténtica; me trae un sentimiento de soledad, que no puede llenar la otra persona puesto que está en mi misma situación, deja de ser ella, de ser fiel a ella. La consecuencia de estas relaciones es la soledad, que intentaba tapar con relaciones tóxicas, con sustancias, con pensamientos autodestructivos. Es el temor a que los demás no me quieran como soy lo que me lleva a mostrar comportamientos, que creo que serán mejor acogidos, que me aleja de los sentimientos buenos que tengo hacía mí mismo, logrando lo contrario de lo que pretendo, tener relaciones sanas, afectuosas. Para superar ese temor necesito aceptar que los demás no me tratarán como a mí me gustaría, aceptar que no tengo el control de casi nada, que solo puedo intentar que se manifieste mi yo más auténtico, ese con el que me encontraré más a gusto. Lo que estoy viviendo es que ese yo más auténtico tiene mejor acogida, entre los demás, que mi falso yo. Poder sentirme bien conmigo hace que me pueda relacionar mejor con los demás. Necesito conocerme a mí mismo, saber qué defectos de carácter tengo que mejorar para dejar que los demás se manifiesten como son, manifestar mi parte auténtica me acerca a la buena vida.