El Programa. Paso Siete XCVII

Cuando creía que ya iba liberándome de la impaciencia, en un día recaigo dos veces; una de forma estrepitosa, sin preverlo voy manifestando mi impaciencia con otra persona, con todo un cúmulo de razones comienzo a increparle su comportamiento, sin tener en cuenta que no era el momento adecuado fui recriminándole que no cumpliera con su deber, poco a poco fui subiendo de tono, sin llegar a la ira, mis formas eran de censura; él por su parte no opuso resistencia, lo que me hizo continuar manifestando mi defecto de carácter. Aunque en ese momento no estalló el conflicto, lo haría a las pocas horas, sin que llegara a más me dejó una triste sensación, la de recaer. La otra situación, en el mismo día, fue por un impulso, esos que me producen remordimientos, los que me hacen sufrir al pensar que podría haber actuado de otra forma, sin recriminar, públicamente, algo que creo que está mal; esperar el mejor momento. En las dos situaciones he visto cómo se me ha manifestado ese defecto de carácter sobre el que deseo liberarme, creando conflicto. Una vez más puedo comprobar que siempre que se me manifiesta la impaciencia, pierdo; da igual las razones que tenga, da igual si llevo razón, siempre pierdo. Lo que me pide este Paso Siete es humildad para aceptar que la impaciencia es superior a mí, me puede, hace que caiga en los conflictos. Derrotarme ante la impaciencia me acerca a la buena vida.