El Programa. Paso Tres IX

Liberarme de mi codependencia tiene un precio. Ahora me siento más conectado a los demás, siento que formo parte, uno más; siento sus emociones, ellos sienten las mías, las buenas, las malas. Me encuentro torpe cuando no acierto a poner límites, mis emociones se me escapan, no sé controlarlas, acabo haciendo daño, sufriendo yo sus emociones. Los buenos sentimientos acaban llegando más lejos; mi sano juicio me dice que suelte, no con una postura de pasar, con una postura comprometida, la que intenta acercarnos a la buena vida sin intentar imponer mi voluntad. Mi ego me dice que esa persona debería hacer tal cosa para su bienestar, para el mío, para el de los demás; siento que suelto cuando intento ayudar de la manera que sea sin que mi ego quiera imponer lo que piense, lo que haga, cuando intento no dejar que salga mi peor parte, la que se enfada, la que manifiesta ira. El Paso Tres me dice que ponga mi voluntad y mi vida al cuidado de mi Dios, la Naturaleza, pero no me dice que no intente hacer todo lo que está en mi mano para que yo, las personas a las que quiero, podamos acercarnos a la buena vida; lo que sí me dice es que suelte, que no sea a costa de enfrentarme con los demás, de aislarme. Poner mi buena voluntad para sentirme cerca de las personas a las que quiero, soltar cuando vea que mis emociones van a hacer daño, dejar en manos de mi Dios el resultado. Soltar, no pasar mi límite me acerca a la buena vida.