Paso Diez XLVII, El Programa II

El Programa trabaja mejorando mis relaciones personales y lo consigue cuando logro estar satisfecho con mi propia vida. Para llegar a tener relaciones sanas y afectuosas necesito seguir un camino donde no cabe la manipulación, la que utilicé como medio para conseguir mis deseos personales, profesionales, de seguridad, de tranquilidad. El Programa me enseña a soltar el control sobre los demás. En las relaciones sanas y afectuosas consigo liberarme de la desconfianza, como la manera de controlar la vida de los demás; esto lo consigo creándome una vida propia, que me guste, en la que me sienta bien. En el camino de las relaciones sanas y afectuosas no deben estar los comportamientos en los que me enfado; debo derrotarme ante mi defecto de carácter, la impaciencia, para poder abordar, con la otra persona, lo que me desequilibra, en el momento, lugar, y de la forma adecuada. La actitud que necesito tener para mantener las relaciones sanas y afectuosas es la de ser compañero de viaje, ayudando cuando mi sano juicio me lo aconseje. Una de las cosas más importantes para mis relaciones sanas y afectuosas es la saber escuchar a los demás, poder comprender lo que me dice, sobretodo cuando le salga la parte que hace daño. Igual que para llegar a quererme he tenido que conocerme, para querer a los demás necesito conocerlos. El Programa me enseña a hablar a los demás desde mi parte afectuosa, con palabras que nos unan. El Programa me acerca a la buena vida.