Paso Nueve XXXIV, nervios

Uno de los grandes problemas en las relaciones con los demás, ha sido no gestionar bien mis nervios. Al entrar en fase nerviosa, de manera inconsciente, sale mi peor parte. La que se explica mal, la que muestra su peor rostro, tenso. Llegar a ver cómo fue en mi infancia el comienzo de mi autodestrucción, cómo se fueron apoderando de mí pensamientos negativos, que me agredían, a la vez, los demás comenzaron a tener comportamientos destructivos hacía mí, con mi autocomplacencia no supe pararlos, sin que eso lo sintiera entonces como algo traumático, casi de broma, incluso bien visto por mí, ya que yo era el primero que me los decía. De una manera inconsciente se fue asentando en mí un sistema nervioso dañado. Con el tiempo se fue acentuando, se fueron convirtiendo en hábitos, comportamientos, pensamientos, el daño estaba hecho, se estaba agravando por días. He tenido primero que darme cuenta para comenzar el largo cambio. Ahora veo que cuando calmo mis nervios estoy más receptivo a todo lo que pasa en mi vida. Es en los momentos malos cuando necesito más ser consciente, de que calmar mis nervios me permite que salga lo mejor de mí; las manifestaciones que hago se entienden mejor, nadie se siente atacado, así los demás me devuelven su mejor parte, lo mejor de ellos. Es cuando soy consciente de calmar mis nervios cuando permito que las relaciones con los demás estén basadas en el afecto y en muchos casos en el amor. Calmar mis nervios me acerca a la buena vida.